Bombillas LED, ¿de verdad vale la pena hacer el cambio?

¿Todavía te preguntas si vale la pena comprar bombillas led? Si no has cambiado aun tus bombillas y continúas aprovechando las antiguas lámparas incandescentes que todavía se pueden encontrar en algunos bazares o las lámparas halógenas deberías de empezar a plantearte el cambio ya que puedes llegar a ahorrar hasta un 80% en el consumo eléctrico que generan.

Una bombilla led gasta un 80% menos de media que una bombilla incandescente y un 5% menos que las bombillas fluorescentes, las que eran consideradas las más baratas hasta el momento. Pero, además, una bombilla led puede durar entre 15 y 25 años, mientras que las tradicionales tenían una vida media de 1 año y las fluorescentes un máximo de 10.

Con estas cifras es fácil ver que vale la pena pagar la diferencia de precio que hay entre estas bombillas led y las tradicionales, ya que en poco tiempo se habrá amortizado totalmente la inversión y, además, nos olvidaremos de estar cambiando las bombillas cada poco tiempo. Y ya sabemos que siempre se funden en el momento menos oportuno para nosotros.

Ahorro en el hogar y en el negocio

Si en el hogar estas bombillas representan un ahorro, en un negocio esto es todavía más evidente ya que la luz puede estar encendida durante todo el día. En algunos establecimientos incluso se dejan las luces encendidas durante toda la noche por cuestión de seguridad, por lo que el ahorro será mucho más evidente una vez que se instalen las bombillas LED.

Como además estas bombillas se venden en tres tipos de luz diferente: fría, natural y cálida, es posible crear diferentes ambientes y conseguir así un tipo de iluminación adecuada para cada espacio. La cálida para los lugares más relajantes, la natural para la gran mayoría de los espacios y la fría cuando se necesita de una luz más intensa de lo normal.

Contrariamente a lo que se dice en algunos sitios, las luces LED no son malas para la vista siempre que estén bien enfocadas y no se miren directamente, algo que normalmente no vamos a hacer con ningún foco de luz ya que siempre se corre el riesgo de lastimar la retina. Las luces indirectas son perfectas para ambientes relajados, pero si queremos leer o realizar un trabajo que precise de atención visual debemos de enfocar la luz directamente al objeto que estamos mirando. Así, garantizamos una correcta visualización sin forzar la vista y sin sufrir consecuencias molestas.

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